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En la actualidad, las empresas están priorizando su compromiso con el respeto a los derechos humanos y el medioambiente, reconociendo la urgencia de abordar riesgos significativos, especialmente aquellos relacionados con el cambio climático y otras amenazas ambientales.
En este sentido, el mecanismo más relevante para evitar los impactos negativos de las empresas es, sin duda, el proceso de diligencia debida. Detallado dentro de los Principios Rectores sobre las empresas y los derechos humanos, marca los pasos a seguir para que las empresas puedan identificar riesgos, tomar medidas necesarias prevenirlos y mitigarlos y disponer de herramientas y metodologías adecuadas para medir y comunicar sus avances.
En este artículo, le damos 7 argumentos para la promover la diligencia debida en su empresa y su cadena de valor.
- Minimizar los riesgos empresariales.
- Evitar escándalos y salvaguardar la imagen de la empresa.
- Atraer a inversores responsables
- Mejorar la motivación de la plantilla
- Reducir costes
- Transparencia en la cadena de valor
- Crear alianzas con proveedores
1. Minimizar los riesgos empresariales.
La diligencia debida se erige como una herramienta clave para ayudar a las empresas a la identificación y mitigación de riesgos asociados a sus operaciones. De este modo, no solo previene impactos negativos derivados de la actividad y entorno empresarial, sino que también redefine los mecanismos más apropiados para su prevención.
Por ejemplo, en el contexto de un proyecto de construcción, la identificación de riesgos incluiría: condiciones laborales injustas, desplazamiento de comunidades locales, conflictos por acceso a recursos y posibles violaciones éticas en la cadena de suministro. Para mitigar estos riesgos, sería esencial implementar estándares laborales estrictos, dialogar activamente con las comunidades locales, realizar evaluaciones de impacto social y ambiental, llevar a cabo auditorías y certificaciones de proveedores, proporcionar formación continua en ética y derechos humanos, y establecer mecanismos efectivos de quejas y remediación.
2. Evitar escándalos y salvaguardar la imagen de la empresa.
Un conocimiento profundo de los riesgos potenciales permite a las organizaciones reducir impactos negativos que podrían desembocar en escándalos o controversias perjudiciales para la reputación de la empresa. Tener un plan de crisis es importante, pero evitar situaciones que deriven en crisis lo es aún más.
3. Atraer a inversores responsables
La Inversión Sostenible y Responsable (ISR) cobra protagonismo, siendo la debida diligencia en derechos humanos e impacto medioambiental un faro para atraer inversores comprometidos con la gestión empresarial responsable. Y es que, no debemos olvidar que estos actores suelen invertir en activos que prometen rendimientos a largo plazo, siempre y cuando se mantenga un nivel de riesgo bajo y controlado. Es precisamente esto en lo que se centra la diligencia debida: en gestionar los riesgos que podrían influir en el desarrollo futuro de las empresas y, consecuentemente, en los beneficios que obtienen los inversores.
4. Mejorar la motivación de la plantilla
Implementar mecanismos para prevenir situaciones de discriminación, acoso laboral u otras violaciones de derechos humanos no solo garantiza el bienestar de la plantilla, sino que potencia su compromiso y motivación. Por ello, no es casual que, cada vez más que los y las profesionales de hoy en su búsqueda de empleo, priorizan las compañías que mantienen unas prácticas y siguen unos principios alineados con la sostenibilidad.
5. Reducir costes
Las interrupciones en la actividad, como las que ocurrieron en 2020 a causa de la pandemia, junto a los retrasos operativos y los cambios imprevistos que pueden tener costes significativos en las cuentas de resultados de las empresas se pueden evitar a través de un proceso de debida diligencia previo.
¿Cómo? Precisamente basándose en la identificación de riesgos, la empresa puede desarrollar planes y estrategias de contingencia para abordar posibles interrupciones. Éstos pueden incluir, por ejemplo, la diversificación de la cadena de suministro para reducir la dependencia de proveedores en una ubicación vulnerable o el establecimiento de fondos de reserva específicos para hacer frente a posibles costes relacionados con la recuperación después de desastres naturales, garantizando la estabilidad financiera durante períodos difíciles.
6. Transparencia en la cadena de valor
La implementación de mecanismos de recopilación de información y gestión de incidencias promueve la transparencia en los procesos de debida diligencia, impactando positivamente en la trazabilidad de toda la cadena de valor.
En este sentido, gracias a estos mecanismos se podría monitorizar aspectos clave para las empresas dentro de sus cadenas de suministro como las emisiones de alcance 3, que son en promedio 11,4 veces mayores que las emisiones operativas de la misma empresa.
7. Crear alianzas con proveedores
Impulsar la diligencia debida en la cadena de suministro facilita la colaboración activa con proveedores. Una colaboración recogida en el ODS 17 que permitirá generar ventajas competitivas al adaptarse ágilmente a los cambios de mercado, reducir tiempos de espera e impulsar una cadena de valor más sostenible.
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